Javier Vargas Mendoza
Tercer Estilo : Liderazgo Orientador
La tercera etapa de desarrollo del liderazgo en una empresa es cuando un grupo se convierte en un verdadero equipo de trabajo fincado desde la cultura. La primera etapa se centró en buscar la identidad del grupo, en encontrar una dirección clara y tener personal integrado asumiendo sus funciones. En la segunda etapa, fue crear una confianza fundada en convicciones y prácticas que superaran divisiones particulares. El objetivo fue lograr personal coordinado ejecutando sus funciones.
En esta nueva etapa el mapa mental del liderazgo se dirige hacia La Orientación. ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo nos construimos?
¿Qué significa Liderazgo Orientador?
En las organizaciones de corte tradicional al hablar de “cultura”, generalmente se ubica como una variable de los negocios y se le adjudica como responsabilidad al departamento de recursos humanos. En este sentido la cultura no resulta relevante, sino formal y hasta puede llegar a pasar inadvertida. De igual forma al hablar de los “valores”. Éstos se ubican como unos principios que están escritos en un lugar relevante, más no son una fuerza vital en la vida de la empresa y de hecho no parecen influir en el desarrollo de la misma.
En este artículo hablamos desde una “nueva mirada“: la cultura como la esencia de la organización, citando a Roberto Mourey, quien también afirma que “la cultura es como el carácter de la empresa”. La cultura constituye a la empresa.
El líder orientador es un visionario profundo que ve desde el interior de la persona, del grupo, del equipo, y de la sociedad. Hace un llamado: “Vamos todos juntos a realizarnos desde la cultura.“ ¿Cómo es esto posible? Porque de hecho, la cultura se construye día a día con las mínimas partecitas de cada uno de los comportamientos concretos de los miembros de la organización a todo nivel. La articulación de todos los comportamientos define el estilo y el carácter de una empresa.
Definiendo el Rumbo
El líder orientador sabe que el rumbo, la dirección y los lineamientos de una empresa son la respuesta de la empresa a su propia vocación. La luz de este camino se encuentra al definir desde la cultura su misión, su visión, sus objetivos estratégicos y sus valores que le dan razón de existir.
1) La Misión
Expresa con conciencia y comportamientos la razón de ser de la empresa, asumida vitalmente por quienes forman parte de ella, mostrando con hechos a clientes, proveedores y colaboradores el sentido de servicio, de identidad y el sello de la casa.
2) La Visión
Es una actividad creativa de imaginar donde quiere estar posicionada la empresa por la cultura que construye y marca la diferencia para sus clientes. La visión debe ser concreta, indicando fechas cuando las metas deban ser cumplidas.
3) Los Objetivos Estratégicos
Son la expresión de la alineación de las diversas acciones clave en torno a la cultura que permiten el crecimiento y la expansión de la empresa en los ámbitos financieros, tecnológicos, de mercado, de procesos, de personal y de recursos. Los criterios que guían a los objetivos es que sean: específicos, Medibles, Alcanzables, Realistas y a Tiempo. (Criterios “SMART”)
Peter Drucker, considerado padre de la administración moderna, nos ofrece el siguiente enunciado, que replantea nuestro modo de pensar y actuar: “La cultura se come como desayuno a la estrategia “. Es decir, el poder de la cultura, es el marco superior y determinante en una organización.
4) Los Valores
Los comportamientos son los valores en acción. Los valores son los pilares de la empresa y por tanto, su definición más que conceptual, se determinan por las acciones y actitudes cotidianas que construyen a la empresa y su desarrollo. Por ello la cultura no es responsabilidad de recursos humanos, sino de todos. De hecho, los valores se construyen con cada conversación, con cada promesa cumplida. Es decir, hay que demostrar con hechos y resultados el valor que representa la empresa.
La propia empresa es la responsable de mantener los valores, promoverlos y divulgarlos día a día. De esta manera, los trabajadores tendrán una mejor oportunidad de autorrealizarse comprendiendo y valorando el significado de su actividad laboral. Los valores en acción son como el corazón mismo de la empresa y se perciben en todas sus intervenciones: en los productos, la comunicación, la responsabilidad social, etc. Así emerge una cultura corporativa útil, productiva y robusta.
Metodología del liderazgo orientador
La esencia del liderazgo orientador es que tiene su fuerza y sentido desde dentro, desde el carácter, desde las intenciones o significados. Por ello el líder orientador se lidera a sí mismo y lidera a los demás con su ejemplo.
La cultura se lidera, no se administra ni se controla, porque se trata de personas no de cosas.
El cultivo del liderazgo desde la cultura se desarrolla por la práctica de los comportamientos de alto desempeño que expresan valores tales como la empatía, la escucha, el enfoque, el servicio, la colaboración, el respeto, la convivencia y la honestidad.
El liderazgo es una dimensión vital y es para todos. No es piramidal ni excluyente. Sí es activo, requiere preparación, implica desarrollar los significados y las capacidades de alta calidad en los desempeños.
En una cultura con carácter, se practican o se tienen símbolos, costumbres y celebraciones que afirmen los valores que sostienen a la empresa y el espíritu de quienes la conforman, con un sentido de expansión. El liderazgo orientador actúa con una cultura de cooperación y de equipo.
La expectativa de esta etapa es de colaboración basada en la cultura, con tres aspectos claves a obtener;
- Se miden resultados;
- Expande su influencia de liderazgos emprendedores;
- Va creando una huella de organización alimentada por la cultura y hacia clientes, proveedores, aliados y hacia la sociedad. Se consideran y son como una entidad contribuyente a una transformación social,
El líder orientador junto con su equipo, dotan a la empresa de valores claros y bien definidos que animen a quienes colaboran en la institución a tener empuje, una personalidad fuerte y un sentido de pertenencia, sintiéndose miembros de una comunidad que construye la cultura y trabaja para conseguir sus metas y objetivos. Crean un ambiente donde se comparten valores que aportan al rendimiento y éxito de la empresa. Este es el período de vitalidad y expansión.